DE MI ALMA, LUCES. BENITA LÓPEZ PEÑATE(Presentación del 26 abril Club la Provincia)
Buenas
noches, hoy tengo la oportunidad y la satisfacción de presentar esta antología
de Benita López Peñate “ DE MI ALMA,
LUCES”.
Un
respirar profundo y auténtico emerge de este libro de poemas y relatos dividido
en tres partes, en tres etapas de la vida como escritora. Cuando comencé a
leerlo un suspiro me invadió, me invadió en un pausado inspirar y espirar que
causa una evidente paz, un cierto sosiego por este mar, por esta tierra que nos
rodea. La naturaleza es fundamental en ellos, con una sencillez y poesía libre
de obstáculos nos lleva en su primera
parte “Suerte de arena” que está dividida en tres a una pausa a la existencia,
donde la memoria nos lleva a una nostalgia, a una soledad que solo la poeta
podrá explicarnos.
El
mar, el mar casa donde ella se cobija,
necesita sentirlo, verlo diariamente. Vivimos en una isla y Benita se encuentra
en si misma cuando se halla frente a él, naturaleza viva que le da el continuar
en su luz por los caminos de esta tierra. Sus palabras presentes son árbol,
tierra, agua, orilla..una orilla que nos invita a sentarnos y detenernos en el
tiempo, en un tiempo atrás. Y continuo…continuo con la belleza misteriosa y
hechizante de “Tocar el viento” La paz,
las guerras baldías, un tiempo que lo llevamos en el alma, en la reconditez de
nuestros sentidos, en armonía con la presencia cercana de la mujer en la esfera
rural. Porqué Benita es humilde, es franca, es sencilla. Y dice en uno de estos
poemas relatos o relatos poemas
“Lucía:
claridades y sombras nocturnas se
desvanecen y los árboles muestran el tenue rocío del océano que anilla la
isla.”
Si,
como la isla estuviera atada a una cuerda que la rodea y que a veces es
limitante, una limitación efímera hasta
que nuestra conciencia toma la entereza que podemos volar y volar y muy bien alto.
Recuerda Benita a las mujeres que nos han edificado en el hoy, el aliento de
sudor que han impulsado en el ayer para este presente. Con ello este ayer
fortifica el hoy. Es intensa y breve, en esta intensidad y brevedad alcanza la
eternidad, la eternidad de sus palabras.
Personas cercanas, cotidianas en su vida conforma este apartado de
relatos del libro y en ellos descubrimos
“EL VIENTO “…y empiezo una danza con el viento, me gusta, me zarandea, me toca, me
abraza y me suelta y de nuevo me abraza…”
El
viento está presente en la vida de Benita como el mar donde se mece al compás
de su ruido monótono, casi musical según se mire. Un viento que puede ser
brioso y otras apagado, pero casi siempre está ahí, en su entorno, con su
musicalidad.
Y para terminar nos quedamos en sus últimos
poemas “PASIÓN DE ESPIGAS” donde la poeta proclama la veracidad de los actos,
de las palabras. No le vale lo oscuro, lo desequilibrante, el sí o quizás no ,
en cierto modo la duda. Todo es blanco o negro, es decir la verdad. La verdad
toma posición en su rutina, no vale balanceos. También podemos descubrir en sus
versos el amor como
TERNURA:
“ cielo y mar estrechan sus manos/ velos
de agua entre el sol y nosotros” y más adelante “ NO pongo muebles por miedo a que desaparezca” no poner muebles, no decorar el amor por si
acaso se vaya, quiere la seguridad y no pronunciarlo alto sino íntimo, intenso.
Podemos encontrar hasta un cierto erotismo, merodea vagamente pero ahí está. Y
acabo respirando, en su silencio que se desnuda en este libro como mucha y
maravillosa calma, equilibrio entre la tierra y ella.