Su voz. Se apaga en el roto comienzo de la jornada. Se mira en un espejo e intenta cantar algo, tonos donde el resonar de su temblor difuminara la maldición. La maldición de la nada, de nieblas quebrando aquello que más amaba. Su voz, muerta en la danza de los buitres, en mundos donde el despuntar del vacío la hace conclusa, finalizada. Sin embargo cierto aliento de su día anterior, de sus años la llevaba a una memoria ejerciendo el canto alado de un paraíso ahora desierto. Su voz, ya no se escucha solo el tiempo cubierto de viejos discos girando a la par de su marcha. Conversa con los dioses, conversa con la muerte, conversa con otras esferas donde su espíritu seguirá…seguirá andando, seguirá cantando. Su voz, dramática belleza donde el silencio conversará con ella. Se ha ido una de mis favoritas y en el cortejo de las alas del viento seguirá su música. Jessye Norman se ha ido, camina lenta por los astros de este universo incansable abarcando lo hermoso de este jardín de estrellas.
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