Estoy aquí. Sí, aquí,
en medio de nubarrones, en medio de brumas, en medio de la nada…No, no me
escuchas pero estoy aquí. Sí, aquí , en medio del silencio, en medio de la
pena, en medio de una batalla perdida y todos miran, ojos saboreando mi tumba…
Sí, estoy a favor de una muerte
digna. Porqué nos retraemos cuando oímos hablar de la eutanasia. Hay que
comprender a esas gentes y su calidad de vida. Cada uno elige su destino, la
dirección que a tomar su vida. Me imagino una existencia cruel, dolorosa,
pasmada en una larga enfermedad que no tiene cura. Me imagino a una existencia
degradándose, muriendo, con el grito de sus entrañas y sus ojos llamando a la
muerte ¿ Para qué? Nos parece indeseable, nos parece aberrante, nos parece un
acto de locura. Pero no es así, hay que estar en el cuerpo, en la dimensión de
estas personas. Cada uno designa su camino a tomar en este mundo cuando la
felicidad es imposible de llegar. Nos
asusta este tema, nos escondemos. Figuremos que estamos atados con cadenas
herrumbrosas que presionan nuestros miembros frente a una pared, una pared
muda, una pared blanca, una pared que solo nos empuja al vacío, a pozos
rebosados de fango. Es como arenas movedizas donde la muerte llega lentamente,
nos vamos hundiendo hasta que nuestra respiración agónica suplica, ruega que
termine este sufrimiento ya. Sí, estoy a favor de una muerte digna y lógica.