Y sigo con mis textos relativos a la música. Ah…la música,
manantial eterno de las palabras por donde erijo mis escritos. Hoy ordenando mi
habitación me he hallado unos compact de un grupo escoses llamado Capercaille.
Una unión de músicos que recrean temas célticos. Mi primera impresión al escucharlo después de
tantos años ahí guardado, con el polvo haciendo lo que manda sin dominar
demasiado es una grata voz sutil que embelesa hacía una mirada de pacíficos
retoques. Una voz, una música que se ahonda en mis sentidos percibiendo el
firmamento de los sueños. Es un grupo de
antaño o no tanto de los ochenta, de los noventas y yo diría actual en cuanto
escucho sus melodías arraigadas a una tierra donde lo verde escala hasta sus
gargantas y se enraíza en su canto.
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