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viernes, 15 de julio de 2016

la insonoridad

..”Tierras lejanas donde se mezcla las tinieblas y la pólvora en los rostros. El cielo se dibuja cenizo, el astro rey solo alumbra tragedias. Solo el rojizo de unas ciénagas donde los cuerpos ambulan entre amputaciones, demacraciones, atormentados salvajemente para el resto de sus vidas. Ahí se encuentra un niño combatiente…”(la insonoridad del vástago)


Por qué tanta violencia, tanta agresividad negativa hacia el resto de los humanos. Medito, me inmiscuyo en esas mentes malévolas y solo hallo la educación desde el vientre que los expulso a la luz de este globo.  De pequeñitos tirando odios, venganzas que elabora en sus pilares una descomunal matanza en aquellos otros que han nacido libres, muy libres…sin el acopio exagerado de sus fuerzas destinadas a sembrar la sangre, la muerte. Todo comienza con ese pasado de antaño que nos van sembrando pizco a pizco metrallas sobre nuestra lengua. Y digo, que carajo de Dios es el que en sus axiomas, en sus leyes, en sus escritos a inclinado al hombre a matar por matar. Hay algo mal, radicales creyentes que esta lucha aberrante conduce a la salvación. No, no están idos, locos. Trajeados de mentes abyectas  se arriman a una venganza sin límites, infinita. Escondidos bajo un hábito de doble, triple, cuádruple personalidad penetran en la carne, la carne de todos, esparciéndolas bajo las lunas de la desesperanza, de los llantos.  De alguna manera nos perdemos, estamos perdidos bajo las inclemencias de esta tempestad de balas.