“…Escarbaba en las
tumbas podridas,
Buscaba más adentro de
mi corazón.
Escuchaba los augurios
del cielo,
La superstición del
eclipse…”
HIMNO A LA VIDA, la despedida de
todo aquel ayer reflejo en la memoria como sombra para pastar en el canto, en
la alegría, es como un exorcismo por el mañana, por el presente donde todo se
mueve al compás de la poeta con lo que desea, con lo que ama. Rosario Valcárcel
se adentra en un adiós de ella del pasado para dar la bienvenida a un hoy
robusto en vida, en una existencia que se mueve bajo la mirada de cada
amanecer, de cada impulso medido de acuerdo con sus pasos. Sus poemas reflejan
conocimiento, un conocimiento aventurero donde la lucha por lo verdadero y lo
deseable nos envuelve en una atmósfera sosegada. Como no, himno a la vida tiene
un retoque erótico “ Déjame con los ojos cerrados/tantear la raíz
de tu lengua,/ besar tu carne que asciende…” como la autora se despliega de prejuicios que hoy en día
continua. Para terminar solo decir,
himno a la vida representa la madurez , el despliegue libre y pacífico de unas
alas que se alzan en verticalidad, en la verticalidad de la vida.