Puede ser que los ritmos calmos de la imaginación se vuelven
en pacíficas notas que nos atraviesa con su lanza de plumas verdes. Así empiezo
con esta indiscutible artista llamada “Enya”. Ya son muchos años. Recuerdo
aquel primer vinilo donde su tono me absorbía en aquello que buscaba, que me satisficiera.
El canto al mundo de los sueños diría
yo, el canto a la esperanza de que aún se puede crecer y crecer en medio de tanto
absurdo. No sé como describir su música, alegre y nostálgica a la vez. No sé,
una sombra que se mueve bajo la defensa de lo que es hoy esta atmósfera, es
divergente a la sintonía de los humanos ante la agresividad sanguinolenta. Un
canto de paz que nos envuelve en la cima de la ensoñación, del volar en la
huída de esta vida. A veces las palabras no valen, solo como he dicho en otros
textos la identificación de cada uno. Su perfecta melodía evoca paisajes
idílicos mecidos por veleros en la gruta de lo bello, de lo infinito.
Absolutamente exquisita, afincada en el puede ser un mundo mejor.
Vistas de página en total
sábado, 18 de febrero de 2017
miércoles, 15 de febrero de 2017
LOORENA MCKENNITT. MUSICA.2
Sí, el sonido imparable, inexorable de un alma que viaja en
otro tiempo, en otras dimensiones. Me someto a él, al incansable hábito de
escuchar el sonido de la belleza, de la cuasi- perfección de su voz. Me aleja,
me destina donde las cumbres nevadas descansan sobre lagos azules donde los
cuerpos danzan al son de un arpa, de un piano grande, muy grande. La escucho…la
escucho en tintineo veraz de su verticalidad ante otras voces, ante otras
canciones que vagamente dicen algo. Me miro, me observo ante esta pantalla y
mis oídos estremecen mi cuerpo cuando paso a paso elige como amante a la música
como dicha eterna. No sé, es lo que ya andaba diciendo de identificarse ante la
melancolía, ante la alegría, ante un poema envuelto en notas que te absorben
hasta ser corriente uniforme y azocada
por su don. Aquí está, aquí la presento, la dama que me hace fraccionarme en un
mundo inexistente para todos, para todas “Loreena Mckennitt”. Adiós, ya
continuaré en el curso de las reinas que imperan en mis huellas. Hoy un día
como otro, algo frío, algo lluvioso pero continuando.
domingo, 12 de febrero de 2017
LISA GERRARD. MÚSICA.1
Cuando hablan de identificarse me inmiscuyo en mis
auriculares y soy derrame de la veracidad de mis manos. La música que me inspira. Aquí está, la estoy
escuchando. Un cierto tremor se expande por mis sentidos albergando la
distancia. No voy lejos, aquí, Lisa Gerrard( grupo Dead Can Dance). Se conmueve
las neuronas en el tintineo de su voz. Grande, bella, perfecta para los pasos
de una vida que no más hace escuchar y escuchar. Muchos años oigo está gran artista. No sé qué
decir de su música. Aislamiento en una atmósfera subterránea que se enraíza en
el despuntar del nocturno. Astros ovacionan su canto a un mundo sucedáneo de
desgarros, de gritos, de lo absurdo de
las batallas. En su hábitat se mezclan diversos instrumentos, diversos tonos
que nos lleva lejos, muy lejos…más allá de la realidad. La música puede
garabatearte en la profundidad de tus adentros.
Te crea emociones, tanto agradables como nostálgicas, meditativas. Por ello me encojo en mi rincón y saboreo las
sensaciones que ampara esta musa en los sueños y los sueños. Este, mi refugio
inspira el acontecer variopinto de cada palabra mecida por el sonido de la
libertad, del mágico hechizo de esta cantante-compositora.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)