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sábado, 18 de febrero de 2017

ENYA. MÚSICA.3

Puede ser que los ritmos calmos de la imaginación se vuelven en pacíficas notas que nos atraviesa con su lanza de plumas verdes. Así empiezo con esta indiscutible artista llamada “Enya”. Ya son muchos años. Recuerdo aquel primer vinilo donde su tono me absorbía en aquello que buscaba, que me satisficiera.  El canto al mundo de los sueños diría yo, el canto a la esperanza de que aún se puede crecer y crecer en medio de tanto absurdo. No sé como describir su música, alegre y nostálgica a la vez. No sé, una sombra que se mueve bajo la defensa de lo que es hoy esta atmósfera, es divergente a la sintonía de los humanos ante la agresividad sanguinolenta. Un canto de paz que nos envuelve en la cima de la ensoñación, del volar en la huída de esta vida. A veces las palabras no valen, solo como he dicho en otros textos la identificación de cada uno. Su perfecta melodía evoca paisajes idílicos mecidos por veleros en la gruta de lo bello, de lo infinito. Absolutamente exquisita, afincada en el puede ser un mundo mejor.

miércoles, 15 de febrero de 2017

LOORENA MCKENNITT. MUSICA.2

Sí, el sonido imparable, inexorable de un alma que viaja en otro tiempo, en otras dimensiones. Me someto a él, al incansable hábito de escuchar el sonido de la belleza, de la cuasi- perfección de su voz. Me aleja, me destina donde las cumbres nevadas descansan sobre lagos azules donde los cuerpos danzan al son de un arpa, de un piano grande, muy grande. La escucho…la escucho en tintineo veraz de su verticalidad ante otras voces, ante otras canciones que vagamente dicen algo. Me miro, me observo ante esta pantalla y mis oídos estremecen mi cuerpo cuando paso a paso elige como amante a la música como dicha eterna. No sé, es lo que ya andaba diciendo de identificarse ante la melancolía, ante la alegría, ante un poema envuelto en notas que te absorben hasta ser corriente uniforme y  azocada por su don. Aquí está, aquí la presento, la dama que me hace fraccionarme en un mundo inexistente para todos, para todas “Loreena Mckennitt”. Adiós, ya continuaré en el curso de las reinas que imperan en mis huellas. Hoy un día como otro, algo frío, algo lluvioso pero continuando.


domingo, 12 de febrero de 2017

LISA GERRARD. MÚSICA.1



Cuando hablan de identificarse me inmiscuyo en mis auriculares y soy derrame de la veracidad de mis manos.  La música que me inspira. Aquí está, la estoy escuchando. Un cierto tremor se expande por mis sentidos albergando la distancia. No voy lejos, aquí, Lisa Gerrard( grupo Dead Can Dance). Se conmueve las neuronas en el tintineo de su voz. Grande, bella, perfecta para los pasos de una vida que no más hace escuchar y escuchar.  Muchos años oigo está gran artista. No sé qué decir de su música. Aislamiento en una atmósfera subterránea que se enraíza en el despuntar del nocturno. Astros ovacionan su canto a un mundo sucedáneo de desgarros, de gritos,  de lo absurdo de las batallas. En su hábitat se mezclan diversos instrumentos, diversos tonos que nos lleva lejos, muy lejos…más allá de la realidad. La música puede garabatearte en la profundidad de tus adentros.  Te crea emociones, tanto agradables como nostálgicas, meditativas.  Por ello me encojo en mi rincón y saboreo las sensaciones que ampara esta musa en los sueños y los sueños. Este, mi refugio inspira el acontecer variopinto de cada palabra mecida por el sonido de la libertad, del mágico hechizo de esta cantante-compositora.