Vistas de página en total

martes, 30 de enero de 2018

divagaciones...


Invierno, la primera nevada y única es sonoridad de estas islas del atlántico. Un océano donde lo real se vuelve mágico en ronronear desastrado violín.  Suena.  Denso latigazo a ras de unas  manos dolidas.  La misma tonada durante el paso del tiempo ¿existe acaso? Solo la noche y el día rondando a nuestras espaldas. Invierno. Sábanas blancas tendidas sobre un monte; frío, esquelético, callado. Me revuelvo en mi mirada y la ausencia hace eco de un mañana distinto, tal vez insípido quizás feliz. No sé, lo cotidiano se vuelve avaro, agrestes dedos enraizados en cuerdas del saber. Rápido…rápido , el frescor de un nuevo nacimiento nos impulsa por despatarrados barrancos en un andar hacia abajo ¡El atlántico¡ Nos observamos perdiendo la noción del tiempo ¿existe acaso? Es el todo o es la nada…dudo…me condiciono a su lejano latido y sombreo cada huella blanca…muy blanca en la caída de la tarde espantando la mordedura infernal del desgaste, del agotamiento afincándome bajo la lluvia azul.

sábado, 27 de enero de 2018

la creación..



Somos las huellas que vamos dejando, eso dicen….propongo condicionarnos bajo un manto de astros lejanos, de una luna soberbia cuya virtud es inspirar a la creación. Con ello doy pie ¿de dónde viene el crear, el realizar algo artístico en el sucesivo de los años? Es un trabajo severo, rígido relativamente y expansible más allá de nuestras fuentes de inspiración. Somos islas rodeadas por un océano puro, cierto, constante donde quiera que miremos. Somos estrellas, ahí está ese firmamento elocuente en vida que se crece. Somos tierra, esta, la que pisamos por muy pequeña que sea, vivimos  en un mundo fragmentado, resquebrajado y todo cambia, digo.  Pero en realidad de donde viene la creación ¿por qué creamos? Será una necesidad, una búsqueda interiorizada que no más tizna un poco de luz cuando la hemos implantado.  Complacientes con nuestras de ganas, de hacer por hacer, de desgajarnos las neuronas y trazo a trazo ir marcando nuestra nueva otra. Para ello debe de haber un pilar donde apoyarnos y ellos son nuestra voluntad y pensamientos.  Un trabajo continuo a lo largo de los años, un trabajo minucioso en su medida a lo que podemos llegar y llegaremos. Todo es lento…muy lento. Inspiramos y espiramos y ante una mesa depositamos nuestros ojos en un papel en blanco. Y cogemos el lápiz, la pluma o lo que nos dé la gana y venga ya, hay que empezar.  Yo por ejemplo cierro los ojos como en estos momentos donde la música retumba en mis oídos. Ya sé que estoy media sorda pero qué más da. Habrá que ver los resultados. No releo, no borro todo es complacido juego de palabras, de dibujos, de música explosionando nuestro yo.  Y para no desviarme me pregunto, ¿qué es de la creación? Un solo hecho de existencia, un solo intento de seducirse a sí mismo, un sola cuestión de ganas e implantación donde tenga cabida…