EL MUNDO
El mundo. Sí, el mundo, una colisión
en el cosmos que nos da la verticalidad de este planeta. A veces nos
preguntamos de donde venimos, qué es de nuestro ayer. Siglos y siglos han
pasado y esta condición de ser humanos, como nos llamamos, no ha sido
desenvuelta. Existen muchas hipótesis, numerosas explicaciones, pero concretas
no hay cabida hoy en día. No más ver la atmósfera enfebrecida, rara,
aniquilante con el que se mece las gentes de este lugar. Un mundo llamado
planeta tierra donde el desorden lo abandona a un punto crítico como es la situación
que viven muchos pueblos. El ser humano no hallará la explicación, es un ser
condenado al caos, donde el equilibrio solo se halla más sin miramos fijamente
el universo. Esa es la explicación, somos una mota de polvo de los astros que ambula
en lo dimensional de lo gigantesco que puede ser este cosmos. Nos encontramos
en una vía donde todo queda lejos, muy lejos. Por ello, sentémonos y miremos la
diversidad que se encuentra dentro de este pizco de tierra. Somos tan pequeños
y grandes a la vez. Con una visión global de esta esfera todas las batallas
están perdidas. Vivamos en la fecundidad del amor, de la amistad o como
quieran, pero vivamos en paz. La precariedad, la miseria, la guerra, la injusticia
y demás está a la orden de cada amanecer que tenemos aquí, en nuestro hogar, la
tierra. Hagamos una limpieza, una purificación para luego investigar lo que se
esconde detrás de cada estrella, cada galaxia en fin eso que se halla más allá
de nosotros y es totalmente desconocido, el universo.