Vestida de miedo. Vestida con los
oxidadas palabras del olvido. Vestida con la sentencia de una palabra grotesca,
bestial que nos estampa en esa mancha gris como dice la autora de este libro en
su novela. Vestida de miedo, su fórmula
magistral en la narración nos llevas a un tiempo pasado que nos narra el
delirante latigazo de un amor posesivo, de un amor despechante , de un amor
denigrante. A la vez su encuentro con su madre, aquejada de las guerras de un
ayer. Una guerra que nos hace crecer en la lucha, en la huída. Los personajes
toman la batalla contra la injusticia, con la soledad, con la marcha por
vertientes distintas donde solo un resquicio de la mancha gris ronronea la
ascensión a una vida nueva. Pero también,
vestida de miedo, aborda la oportunidad, la mirada profunda a las contiendas de
esta sociedad marcada por un patriarcado, por una obsesión. Siempre un nuevo vestido, un nuevo rumbo
surge en la luz entre sombras de esa mancha gris, de esas pisadas temblorosas
hasta que alcanzamos una entereza como semejante forma de existencia. Un libro ameno, un libro abierto. Un libro
donde las guerras interiores de los humanos desprenden esperanza, libertad
cuando en el paso medido tomamos decisiones.