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martes, 20 de septiembre de 2022

IRENE PAPAS

 


Inmersa en una escena donde lo trágico conmueve los corazones que rozan la entrega a todo ese yo personificado de una actriz, de un imperio insondable que la entrega a ese personaje como si fuera suyo. Un llanto que se vuelve lúcido, bello y la vez una voz que concurre en una perfección inexacta. Una perfección y una belleza que aun estos años que estamos sufriendo se pueden ver, escuchar, pactar con el silencio de una pantalla donde su cuerpo se muevo al ritmo de lo que puede o pudo ser real, de lo que puede o fue ficción. Pero como siempre, lo bello queda, la belleza de Irene Papas y quien respecto y admiro. Mujer de rasgos marcados, señalados por el inevitable paso del tiempo, por el inevitable olvido. Y es que olvidamos, incluso yo, no halló el más allá de mis terrores, no halló el más allá del ayer. Lo cotidiano nos mete en el bolsillo y navegamos por calles donde un sol estrangula los pasos. Ha fallecido Irene Papas, su voz, sus maneras de actuar se queda. Sí, se queda en el soplo de un recuerdo, de una memoria que nos lleva a su belleza.

viernes, 9 de septiembre de 2022

EVOLUCIÓN

 

EVOLUCIÓN

 

 Y el chico dijo tengo sed. Y él respondió no, no beberás de mi río. Y el chico dijo, soy muerte. Y él respondió no, no beberás de mi río. Y el chico se fue, solo, mudo, con los ojos de un blanco de luna.

La tierra, planeta minúsculo como polvo de estrellas que se esconde en las entrañas de la vía Láctea. Humanos, gentes que pueblan ese lugar del infinito cosmos. Nos expandimos bajo los hilos convergentes del deterioro, no todos. Bajo un mundo donde lo dañino nos puede sepultar de existencia. Hay un desequilibrio mental entre los que habitamos esta pequeñez que nos molemos en aberraciones graves entre unos y otros. Tonadas desagradables pronunciado dolor, pena, angustia, temor y muerte de nuestras manos. No. No hemos evolucionados, seguimos igual en la secuencia de la razón, de la ruta a seguir cuando queremos ser brillantes de nuestros pirales. Yo diría más bien un retroceso que no va de acorde con este siglo XXI. Todavía hay hambre…mucha hambre. Todavía hay sed…mucha sed. Todavía hay la cercenación  de la mujer…la mujer rota, la mujer objeto, la mujer obsoleta en el movimiento fluido de esta esfera. Miro la oscuridad del universo. Miro las estrellas más allá de nuestro mundo. Miro lo lejano que es todo equilibrio donde la guerra aun existen, donde sus gentes huyen como persona no aceptada en otras sociedades. Un desencanto se refleja y heridos nos acomodamos en nuestro rincón, cada día más y más. Y qué será de las generaciones venideras, con el mismo odio, con la misma desolación, pero más violenta, con los mismos ojos mirando la nada que somos. Y seguiremos inflándonos de rencor. Y seguiremos inflándonos de un daño imposible de respirar cada jornada que pasa. Tenemos una carga virulenta pesada…muy pesada. Ya vemos, contemplar y enderezarnos en nosotros mismos en la pregunta por qué. Por qué la fealdad y la maldad nos mira, nos toca, nos arrastra hasta la autodestrucción. Tenemos que desposeernos de ese velo, de ese velo que nos ausenta de todos los horrores, de las lamentaciones de los más débiles, de los más frágiles. Evolución, diría más bien decadencia.