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lunes, 9 de mayo de 2016

Tribu....

“Aire, respirar de la atmósfera que nos rodea. Mares, embriagarnos de su sabor. Soles, aventuras tangentes al despertar de nuestra vida. Lunas, eco inconfundible donde nuestras miradas se pierden en el acontecer de la noche….”


Y por qué no, tener como ídolos la tierra y en global me refiero. Somos tribus con tacones o zapatos que andamos aprisa por las minúsculas ciudades que dibujan cemente y asfalto a nuestro alrededor. Existen otras, es claro, otras en un mundo aparte al cual nosotros dibujamos diariamente, jornada tras jornadas. Tribus aisladas del eco del consumismo, de la nefasta contaminación sobre este globo. Son hijos de naturaleza se podría decir. No hay prisa sino un cierto ritmo enriquecedor acompasado por el sol, por la luna, por las estrellas, por la naturaleza. Ellos son sabios, saben cómo caminar, saben cómo buscar y encontrar el medio para existir. Pero hay un condicionante y ese condicionante somos nosotros, los que no creemos superiores por la forma en que vivimos y tomamos la vida. No, esto no es así. Ellos son felices incluso más que nosotros. Y llegamos y los estropeamos: con la tala sucesiva de sus bosques, con el robo de sus tierras, etc…Y me pregunto ¿Tanto hemos evolucionados hasta hacerlos parte de nuestras ideología forzosamente? Pues no, más bien sufrimos un retraso descomunal ante el respeto de otras culturas, otras maneras de vivir de antaño. No somos únicos ni exclusivos solamente grotescos ante la manipulación obtusa a estas personas sea del color que sea, que más da. Que si usan lanzas, que bien, son ellos mismos. Sí, ellos mismos sumergidos en su adoración a sus dioses. Tal vez sean más humanos  en esa apartada orilla donde nosotros no tenemos cabida, donde la toxicidad de nuestras singladuras no existen. Libres, que la libertad es el cenit del ser. 

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