“Entre nosotros solo
existe un instante eterno. Nos hallamos cómodos
El y yo, yo y él . Hacía tiempo que no respirábamos de los pinares, de
la música descomunal de la naturaleza. Diversos temas llaman nuestra atención.
El parece olvidar o, aislarse por unos momentos de su enfermedad. Ello me
reconforta, hace sentirme feliz...”(MOON, Dunia Sánchez Padrón)
El olvido. Sí, digamos que es así
que a veces la vida ejerce un cierto descalabro en la memoria. Me acuerdo ahora
de mi abuela, por qué no. Ella olvidó. Sí, olvidó pero no de sonreír cuando
aquellos que la amábamos nos aproximábamos a ella. El alzhéimer es una
enfermedad atroz. No voy a decir a la edad que llega pues se de casos que
transcurre cuando aún se es joven. Joven, cuando el espíritu vuela libre y
tiene que andar senderos del vivir. Pero esto es así, te toca. Ello no implica
un retroceso sino un avance para aquellos que cuidamos. Sí, esa mirada antes de
fallecer donde la alegría da muestra del afecto, del amor. Y recuerdo ya que
ellos no pero el cariño lo soluciona todo. Hay que estar ahí, continuamente,
observando cómo se deteriora el ser que amamos. No comento de lo doloroso y
cruel que puede ser, para qué. Todo consiste en apretarnos fuerte el llanto y
seguir vertical con cuidadosos pasos a quien hemos de tratar con dicha
enfermedad. Siempre a resquicios de lucidez a quien la padece. Ellos saben y
nosotros tenemos el deber creciente de entender.
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