Todo cambia
Así es el título de este artículo o lo que sea, por qué
no. Vivimos una vida inmiscuida en la extrañeza de ser. Cuando despertamos
nuestros ánimos nos avivan para el surcar de las jornadas. Leemos o escuchamos
las noticias y a veces no comprendemos, el entendimiento se arropa de
fragilidad y nos ponemos en lugar de los
sucesos. Ahora dicen que ETA deja las armas, que renuncia y pide el perdón. No sé que opinar, hay que sumergirse también
en las víctimas. Esas que andan
descalzas tras la tormenta de un ser querido, tras la muerte en el ayer. Todo cambia, acepto la paz pero hay algo, algún dolor que estalla
en las entrañas del ser. Que los
culpables se rindan, que paguen sus muertes. No entiendo de ideales políticos radicales,
más soy apolítica. Solo sigo la senda donde las armas sean
montaña de hielo que se derrite con el
paso de los años. De todas maneras, me
alegro, un pulso más para este globo que parece que se desinfla. Espero que todos los terroristas que andan
por ahí en nombre de no sé quien, en venganza de no sé qué se apaguen con el
paso del tiempo. No más sangre, no más estupideces, no más locuras de la razón obtusa.
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