Somos las huellas que vamos dejando, eso dicen….propongo
condicionarnos bajo un manto de astros lejanos, de una luna soberbia cuya
virtud es inspirar a la creación. Con ello doy pie ¿de dónde viene el crear, el
realizar algo artístico en el sucesivo de los años? Es un trabajo severo,
rígido relativamente y expansible más allá de nuestras fuentes de inspiración.
Somos islas rodeadas por un océano puro, cierto, constante donde quiera que
miremos. Somos estrellas, ahí está ese firmamento elocuente en vida que se
crece. Somos tierra, esta, la que pisamos por muy pequeña que sea, vivimos en un mundo fragmentado, resquebrajado y todo
cambia, digo. Pero en realidad de donde
viene la creación ¿por qué creamos? Será una necesidad, una búsqueda
interiorizada que no más tizna un poco de luz cuando la hemos implantado. Complacientes con nuestras de ganas, de hacer
por hacer, de desgajarnos las neuronas y trazo a trazo ir marcando nuestra
nueva otra. Para ello debe de haber un pilar donde apoyarnos y ellos son
nuestra voluntad y pensamientos. Un
trabajo continuo a lo largo de los años, un trabajo minucioso en su medida a lo
que podemos llegar y llegaremos. Todo es lento…muy lento. Inspiramos y
espiramos y ante una mesa depositamos nuestros ojos en un papel en blanco. Y
cogemos el lápiz, la pluma o lo que nos dé la gana y venga ya, hay que empezar.
Yo por ejemplo cierro los ojos como en
estos momentos donde la música retumba en mis oídos. Ya sé que estoy media
sorda pero qué más da. Habrá que ver los resultados. No releo, no borro todo es
complacido juego de palabras, de dibujos, de música explosionando nuestro yo. Y para no desviarme me pregunto, ¿qué es de la
creación? Un solo hecho de existencia, un solo intento de seducirse a sí mismo,
un sola cuestión de ganas e implantación donde tenga cabida…
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