“…Ya he
llegado después del bramar de la mar a este nuevo país. Al principio me sentí algo
traicionada al llegar al puerto pero luego comprendí que este continente
alejado forma parte de otra cultura, otro desarrollo. Ahora me hallo en un
coche con turbulentos deslizamientos por una frondosa naturaleza donde los
ruidos extraños llaman mi atención. Algún que otro animal tropieza en nuestra
ruta. Del conductor no se que decirte, nos entendemos por señas. Nuestro viaje
por esta vasta tierra no solo ve cosas hermosas, algo insólito causó un extraño
quemar en mi corazón. Un dolor intenso se manifestó en mí por algo que
desconocía o creía que ya había sido aniquilado. Descubrí esas tinieblas y sombras que el
hombre no nombra. Una caravana de almas encadenadas madre. Cuerpos que caen, un
látigo que no cesa. ¡Qué terror siento ahora mismo madre¡ Que impotente somos
cuando descubrimos estos hechos y este profanamiento de la libertad. Si tú los vieras como yo los vi: robles
doblados con grilletes en sus piernas, débiles e indefenso en el espanto y
cansancio que presentaban sus miradas. ¡Estoy rota¡ Mientras te escribo una y
otra vez esa imagen viene a mi cabeza y caigo en un pozo de llantos. Oh, me
siento cómplice. El chofer ni se inmuta. He conspirado con mis sentimientos y
ahora una hoz cae sobre mí. ¡No quiero verlos más¡ Que remordimientos se apoderan de mi en las
verdes…” (LAS MAREAS DEL AYER(inédita)
Se habla ahora. Se ha hablado siempre, que lo creamos o no
es cierto. Siempre ha habido esclavitud. Una mano aterradora dominando con
cruentas aberraciones a otros. Humanos
con humanos. No se cabe esperar otra cosa en el sentido que los pueblos avanzan
con mentes obtusas, cuadriculadas, siempre meciéndose en la misma dirección, la
de sus ideales de superioridad y asco. Parece que no evolucionamos, que estamos
estancados en siglos pasados. Todo se repite o ha estado ahí en toda la
existencia de estos. Contemplo ahora un viento susurrante donde se revuelve lo
evidente de nuestro ser. Un ser que no aprende, que se invade de nefastos
pensares provocando la abolición de unas manos iguales ¡Venga ya¡ Si estamos en
el siglo XXI para unos, otros, orbitan todavía en la esfera irrefrenable de lo
absurdo de sus vidas culpando a otros considerados inferiores de sus
penalidades como humano ¿Si son humanos? No lo sé. No sé como clasificar a
estos detestables de este mundo. Un mundo que camina para atrás.
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