EL SEPTIMO ARTE
“vamos...Vamos al cine
querida amiga. Sentémonos ante una
gran pantalla y saboreemos el resultado de una obra artística, qué en el
cine todo es sueño, todo es descanso tras la agitación de los días.
Vamos…vamos al cine querida amiga. Comamos
palomitas de maíz y apretemos nuestras manos para que nuestros ojos inconclusos
se detengan en el tiempo”
El arte se mezcla en muchas variantes. El arte de pintar, el arte de escribir, el arte de la música…etc. El cine es uno de ellos, un submundo donde la imaginación de sus productores y directores pronuncian su dictamen de cómo se debe actuar para la consecución en un minúsculo espacio de tiempo caiga hacia el esplendor, hacia el espectador atendiendo a cada movimiento, a cada escena, a cada palabra de su guión. Una historia resumida en corto tras el ajetreo de un montaje donde solo visualizamos su final, su composición. Supongo que sus actores y actrices se comunican con el personaje a tratar transformándose en un yo de piezas edificando cada escena, un montaje que se limita a la perfección de la actuación. Todo es cuestión de un canto en el corto recorrido tras horas y horas de ensayo, de trajearse en un papel donde el rito del sudor y el esfuerzo no se observa. Solo, minutos de ese trabajo que puede o no puede seducir al público, solo unos de tiempo donde solo observamos otra realidad, una ficción que puede estar bien o mal elaborada. No obstante, como arte que es puede gustar o no. Para eso están los ojos , los oídos, el silencio en su ritmo. En todas sus variaciones las películas tienen un determinado espectador, una determinado gusto ya sea por quienes interpretan o por el tema a tratar.
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