Las huellas del
tiempo.
en la bajamar de tres
orillas
Asoma una caracola.
la espuma blanca la
besa
en los brazos de las
olas…
Unos veros que conmueven el alma en la sencillez, en la
humildad de la grandeza. Margarita Ojeda se vuelca en sus islas, en sus pasiones,
en un vaivén de sonrisa constructiva en LAS HUELLAS DEL TIEMPO. Un tiempo aun
latente que percibe el devenir de los días. Ella, gran poeta en el ritmo de su
voz es rezo a sus creencias, al camino que le ha elaborado la vida.
Adiós al valle de
lágrimas
donde acampa el dolor.
Si, como ella canta en su libro la victoria de la vida
debemos continuar, mirarnos frente a ese espejo y positivamente llenarnos de
luz. Que la vida está aquí. Sí, en un lugar de nuestro corazón, de nuestra
existencia que hay que mirarla cara a cara con una sonrisa, con esperanza.
…Cuando el silencio me
habla de ternura,
me acurruco en su
regazo…
Y ella en su silencio reza a su Dios, a sus ayeres, a sus
antepasados, a su mañana.
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