El hambre ronda, es como un
asteroide que penetra en la tierra y nos desintegra. Desde aquí, desde este
rincón de tierra batida miro a mis hijos. Miro ese mundo que se cuece ante
ellos. Quisiera que no fuera una esfera
real lo que nos rodea. Pero sí, es una esfera letal. Sabemos que más allá de
estas fronteras esto no ocurre. ¿Por qué
nuestro Dios nos castiga con esto ?, me pregunto.(Alas de mariposas)
Prisas y más prisas, siempre estamos con un
movimiento que se asemeja a yeguas galopantes en la oscuridad de nuestra
mirada, de nuestros oídos. Mi corazón fugaz se mezcla con las calamidades de
una cara sucia, de unas manos sucias, de unos pies desnudos que avanzan entre
arboledas secas, entre la penuria del cuerpo que los vio nacer. No sé por dónde
andamos y no nos damos cuenta de la necesidad de un mundo más equilibrado, más
igual para todos. Existe un derroche descomunal entre muy pocos y un vientre
abultado donde las moscas carcomen el sentido de la vida para muchos. Ahora
medito, aquí, entre la música que retumba en mis entrañas, me hace sumergirme
en esas atmósferas ajenas a nuestro conocimiento, a esas tierras donde la sed
ahoga, donde el hambre clava alfileres en sus andanzas. Y sin embargo, siguen
danzando al son de los tambores de la luna, de las estrellas. Un llanto. Sí, un
llanto que se propaga peligrosamente ante nuestra postura frente el clima que
nos encierra, nos aprieta para distanciarnos de esa realidad: pueblos donde el
sonido del terror es cotidiano e imperecedero. Quiero ver una rosa, si, una
rosa blanca y amarilla que se engendre donde la injusticia parece eterna. Me
atraganto, una tos se expande entre estas paredes mientras mi pensamiento
discurre en un grito sordo para esta humanidad que decrece, que se extermina en
el imperio de los abusos, de la esclavitud del siglo XXI. Me detengo, hay que
ser positivo, alargar un túnel donde al final una luz azul nos advierta, nos
abra a los conocimientos para paliar todo este descalabro. Quisiera no más llantos, no más desgracia.
Niña infeliz soy podrán decir…qué más da. Eclosionemos nuestras mentes y
desviemos ese mal que afecta a este globo en una solución, en un auxilio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario