Ennio Morricone,
italiano. Nos deja la sorprendente belleza de unas composiciones, de unas notas
que evidencia la emoción. Imágines de filmes recorren la memoria, donde lo
grande de su música cabe en la eviterna perfección. Se va el cuerpo, queda su
espíritu embelesando con su sonido cuando la insonoridad de la vida cotidiana
nos influye a recluirnos bajo su batuta.
Y es que la existencia es así, nos tenemos que marchar antes o más
tarde, no sabemos cuándo. Por ello tenemos que pisar tierra firme, tierra que
con sus raíces sonoras emanan para esta atmósfera realzar nuestro encuentro. Y después el adiós, esa
despedida que tanto nos hace estremecernos en los huecos del vacío. Pero , Ennio Morricone, no es vacío, es
temblor cuando sus piezas lo eternizan en la danza de los siglos, nos deja la
belleza.
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martes, 7 de julio de 2020
ENNIO MORRICONE
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