Las guerras interminables están
ahí, por las emisoras salen cruentas devastaciones ya sea de catástrofes como
de batallas perpetuas. Meditemos, además de los recursos muertos, la enfermedad
se propaga como la peste sin remedio alguno. Y aquellos que están delicados,
aquellos que son frágiles, aquellos ya enfermos estabilizados por la medicina
en los avances de estos siglos quedará aislado en la penumbra , en la carencia
de su aliento de vida, de equilibrio. Y habrá más moribundos de lo que se
sospecha, no solo el acceso negado al agua, a los alimentos , a lo básico. La
mañana se despierta perfecta en esta isla, al menos hoy. En otros lugares el
grito insostenible y el terror es lumbre que acecha a todas horas, a todo
minuto, a todo segundo. No olvidemos lo poco que somos en este universo, no
olvidemos las enfermedades ya sean de cualquier tipo. Ellos son los inocentes
que sufrirán más, la debilidad, la fatiga, el delirio, presas de la frenética
empresa humano de las guerras.
Hoy,
en estos momentos me aproximo a las pinceladas de Zoraida Rodriguez. Un pincel
donde la perfección de sus rasgos nos dinamiza en el sentido de los aborígenes y
flora canaria. Desde hace muchos años Zoraida nos impregna con su realidad el
más cauto de los detalles, de la delicado y fragilidad con sus pintura. Ahora en
esta exposición (CiCCA, ALAMEDA DE COLON EN LAS PALMAS DE GRAN CANARIA) muestra
con la timidez de su sonrisa el aspecto final de su obra con texto de varios
autores. Danza ella, en lo consagrado, en el trabajo que está detrás para
culminar en lo bello. Porque es bello, el arte es un medio de fuga de este
mundo donde exteriorizamos la perfecta mirada de nuestras profundidades. Exposición
que podemos visitar, incluso charlar con la autora en el cause de estas fechas
hasta el 26 de mayo de este año 2024. Celebramos la nuestra historia en la
perspectiva de Zoraida. Una historia que en el curso de los años ha sido aislada
al ojo humano. Sus pinturas , en varias técnicas, sobresalen en una atmósfera
energética que nos da luz a otros artistas.
Ayer
se fue, si ayer, ahora, mañana se va, con los ojos mirando un sol que embellece
la partida, las ganas de explorar más allá de la humanidad. Se despidió, liarse
con las batallas del día a día y dejarlas presa del olvido en las pisadas de un
otoño, de un invierno. Se marchó, al encuentro de la solidez , de la libertad
siempre amada de la esperanza, de la paz, del resurgir nuevos sueños cuando el
horizonte nos marca estrictamente nuestro propósito. Nos buscamos y nos encontramos
Buscamos y buscamos sin darnos cuentas
que el azul se halla aquí, que ese instante preciso de las emociones se
comprende en valorar todo lo que nos rodea. Y regresamos, aquí, ahora, en un
instante dimito de tiempo que se va acercándonos de manera casi perfecta a la
felicidad. La solidez de la alegría se halla ante nosotros, lo que podemos,
estas islas brindan un pasaje brillante, majestuoso y bien bello. Y lo miramos,
ese cielo, acogiéndonos en lo grato quees estar aquí, ahora, en el mañana como un pedazo de paz que rastrea
nuestra garganta hasta la levedad de los sentidos. Y por qué está canción de
Jose Luis Perales, creo que representa un cachito de la vida del hoy, una pizca
de sentimientos que dan fruto cuando paseamos por estas calles donde nuestros
pensamientos se abandonan al trajineo cotidiano---lai-la-lai
Ayer se fue
Tomó sus cosas y se puso a navegar
Una camisa, un pantalón vaquero
Y una canción, ¿dónde irá?
¿Dónde irá?
Se despidió
Y decidió batirse en duelo con el mar
Y recorrer el mundo en su velero
Y navegar, nai-na-nai
Navegar
Y se marchó
Y a su barco le llamó "libertad"
Y en el cielo descubrió gaviotas, y pintó
Estelas en el mar
Y se marchó
Y a su barco le llamó "libertad"
Y en el cielo descubrió gaviotas, y pinto
Estelas en el mar
Su corazón
Buscó una forma diferente de vivir
Pero las olas le gritaron, "¡vete
Con los demás", lai-la-lai
Con los demás
Y se durmió
Y la noche le gritó, "¿dónde vas?"
Y en sus sueños dibujó gaviotas
Y pensó, "hoy debo regresar"
Y regresó
Y una voz le preguntó, "¿cómo estás?"
Y al mirarla descubrió unos ojos, lai-la-lai
Azules como el mar
Porque la música es el captador de los sentidos….de los
sentidos en vertical en un horizonte encantado por los sueños, por la magia de
aquellos, sus amantes.
En canarias amamos, crecemos con la música. Una música que
se lía a sus raíces más profundas entre chácaras, tambores, guitarras, timples…Una
tonada que nos hace reverdecer en cada ritmo de su canto por muy ahincado en la
pena se establezca. Las canarias, estas islas, viven en armonía con sus notas y
la alegría de sus gentes. Unas piezas de núcleo aborigen que después se ha ido
tiznando de otros lugares, de otras culturas. Un mestizaje que hace bello su
grito de libres y esperanzados.
Inmersa en una escena donde lo trágico conmueve los
corazones que rozan la entrega a todo ese yo personificado de una actriz, de un
imperio insondable que la entrega a ese personaje como si fuera suyo. Un llanto
que se vuelve lúcido, bello y la vez una voz que concurre en una perfección
inexacta. Una perfección y una belleza que aun estos años que estamos sufriendo
se pueden ver, escuchar, pactar con el silencio de una pantalla donde su cuerpo
se muevo al ritmo de lo que puede o pudo ser real, de lo que puede o fue ficción.
Pero como siempre, lo bello queda, la belleza de Irene Papas y quien respecto y
admiro. Mujer de rasgos marcados, señalados por el inevitable paso del tiempo,
por el inevitable olvido. Y es que olvidamos, incluso yo, no halló el más allá
de mis terrores, no halló el más allá del ayer. Lo cotidiano nos mete en el
bolsillo y navegamos por calles donde un sol estrangula los pasos. Ha fallecido
Irene Papas, su voz, sus maneras de actuar se queda. Sí, se queda en el soplo
de un recuerdo, de una memoria que nos lleva a su belleza.
Y el chico dijo
tengo sed. Y él respondió no, no beberás de mi río. Y el chico dijo, soy
muerte. Y él respondió no, no beberás de mi río. Y el chico se fue, solo, mudo,
con los ojos de un blanco de luna.
La tierra, planeta minúsculo como
polvo de estrellas que se esconde en las entrañas de la vía Láctea. Humanos,
gentes que pueblan ese lugar del infinito cosmos. Nos expandimos bajo los hilos
convergentes del deterioro, no todos. Bajo un mundo donde lo dañino nos puede
sepultar de existencia. Hay un desequilibrio mental entre los que habitamos
esta pequeñez que nos molemos en aberraciones graves entre unos y otros. Tonadas
desagradables pronunciado dolor, pena, angustia, temor y muerte de nuestras
manos. No. No hemos evolucionados, seguimos igual en la secuencia de la razón,
de la ruta a seguir cuando queremos ser brillantes de nuestros pirales. Yo diría
más bien un retroceso que no va de acorde con este siglo XXI. Todavía hay
hambre…mucha hambre. Todavía hay sed…mucha sed. Todavía hay la cercenación de la mujer…la mujer rota, la mujer objeto, la
mujer obsoleta en el movimiento fluido de esta esfera. Miro la oscuridad del
universo. Miro las estrellas más allá de nuestro mundo. Miro lo lejano que es
todo equilibrio donde la guerra aun existen, donde sus gentes huyen como
persona no aceptada en otras sociedades. Un desencanto se refleja y heridos nos
acomodamos en nuestro rincón, cada día más y más. Y qué será de las
generaciones venideras, con el mismo odio, con la misma desolación, pero más
violenta, con los mismos ojos mirando la nada que somos. Y seguiremos inflándonos
de rencor. Y seguiremos inflándonos de un daño imposible de respirar cada
jornada que pasa. Tenemos una carga virulenta pesada…muy pesada. Ya vemos, contemplar
y enderezarnos en nosotros mismos en la pregunta por qué. Por qué la fealdad y
la maldad nos mira, nos toca, nos arrastra hasta la autodestrucción. Tenemos
que desposeernos de ese velo, de ese velo que nos ausenta de todos los horrores,
de las lamentaciones de los más débiles, de los más frágiles. Evolución, diría más
bien decadencia.